O
es cinco
O
es diez
O
es veinte, veinticinco, cincuenta.
Nunca
números primos.
Los
seres humanos tendemos a la simplicidad.
Los
múltiplos de cinco se me aparecieron a los veintiuno: recordé que
hacia una década que usaba anteojos.
Otros múltiplos
escaparon de mi memoria, aparentemente estaba muy distraído cuando
se cumplieron diez y después veinte años de mi graduación en la
Universidad. Pero recordé que este año se cumplen veinticinco de mi primer artículo científico publicado.
Y los múltiplos
de cinco siguieron y siguen acumulándose.
Para mis cinco
décadas llegó un premio por mi trabajo. Y no
hubo logro mejor que sentir el
orgullo de mi hija entrando con el premio a la escuela.
Ella cumplió diez años hace poco.
Y hoy (día 19, 1+9= 10) se
cumple una
década de
cuando
llegó a nosotros con su ropita amarilla. Justo
hoy que en la Argentina se festeja el día del padre.
Tenía cinco
días.
Y el universo de
los múltiplos de cinco me persigue, obsesivo.
Porque yo nací un
día cinco.
Y hace diez años
una niña de cinco días me hizo nacer a la vida que vale la pena, la
vida buena como dice ella.
Y no puedo evitar
de pensar que las estrellas, incluyendo las estrellas azules, las
dibujamos con cinco puntas.
Por suerte esto
recién empieza.
“Mañana es
mejor”,
decía el poeta.
Brindo por eso, por los múltiplos de cinco que nos esperan, ansiosos por sorprendernos una y otra vez, fulgores de la niña de la estrella azul.
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