sábado, 23 de octubre de 2010

Es mi hija

Es mi hija.
Bebe la vida a grandes sorbos. Agua pura de glaciar o, más seguramente, de fuentes mágicas de castillos encantandos.
Todo es nuevo, todo está siempre para ser descubierto. Por eso no hay tiempo que perder, ni siquiera para comer.
A veces, su sangre me depara con abismos que no sé cruzar.
Va a la peluquería. Está seria, no es una actividad menor. Le cortan el pelo.
Pide luego que le pinten las uñas. La señora pinta ocho dedos. Dos están lastimados.
No se queja, está feliz de tener florcitas en la uñas.
Y pienso que aún en mi angustia, ella me lleva siempre al encuentro de alegrías desconocidas.
Es mi hija.
Respiro al besarla.

1 comentario:

  1. Qué bonito.
    Amor de padre.

    ¿Sabes? Me ha dado nostalgia al ver tu blog; hace apenas un par de semanas cambié la plantilla que tenía (como la tuya), por la que tengo ahora.

    Si te apetece, nos leemos.

    Un abrazo.

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